Hoy vuelvo, lector inconstante, a este, mi blog, después de un largo periodo sin escribir. Para mí, cuando no se tiene nada que decir, lo mejor es estar calladito y, si se tiene tiempo, escuchar lo que dicen los demás. Esa es la base de la crítica, lo que intento hacer aquí. Permitidme no hablar ni de libros, películas y demás; dejadme comentar lo sucedido ayer 9 de marzo de 2008.
Durante todo el día de ayer pudimos escuchar expresiones como «ha ganado la democracia», «los ciudadanos son los vencedores»… Estas frases son tan repetidas que casi se han lexicalizado en nuestra lengua y han perdido su significado y creo que, al igual que hace cuatro años, son muy desafortunadas.
Seguro que alguna vez habéis escuchado aquello de «tal equipo ha conseguido una victoria pírrica«. Hoy en día, esta expresión se utiliza incorrectamente. En realidad, ese sintagma significa vencer pero a un alto precio, con una gran pérdida. Es decir, si ganamos 1-0 en el último minuto, no es una victoria pírrica, sí podría ser agónica. En cambio, si vencemos 7-0, pero nuestro jugador estrella se ha lesionado para lo que falta de temporada, entonces sí que habremos obtenido dicha victoria pírrica. La etimología de la palabra la encontramos en el rey Pirro de Épiro, un hombre que mantuvo en jaque al ejército romano, allá por el siglo III a. C. Su ejército logró derrotar a las águilas romanas en la batalla de Ásculo, pero en la misma, perdió la mayor parte de sus efectivos. De ahí tan dudoso honor de protagonizar una expresión lingüística tan universal.
Pues bien, para mí, la tal fiesta de la democracia ha sido una victoria pírrica. Dos días antes, otro español, otro inocente, otro vasco fue asesinado. No lo fue por casualidad, sino por una cita marcada en rojo en el calendario sangriento de los terroristas. Isaías Carrasco fue una baja muy importante para esta democracia. Como lo fueron los más de doscientos muertos cuatro años ha. Por tanto, señor Zapatero, Señor Rajoy y los demás, no hablen de fiesta, de victoria, porque si lo ha sido, es más pírrica que nunca.